La Reforma Protestante y las Libertades Sociales
La iglesia del Señor a partir del Pentecostés y por un periodo de casi 300 años fue triunfante y creciente a pesar de ser perseguida, pobre y prohibida. Una iglesia con mucho poder del cielo y poco poder político que supo ver siempre que por encima del trono imperial romano estaba el trono celestial eterno. Sin embargo, a partir del Edicto de Milán de Constantino en el 313 la iglesia deja de ser perseguida y décadas más tarde por un decreto del emperador Teodosio en el año 380 se convierte en la religión oficial del Imperio Romano. Desde que comenzó a disfrutar las bondades de la legalidad, la iglesia entró en un proceso de decadencia espiritual rompiendo con el estudio y la autoridad de las Escrituras y por ende con los principios de adoración exclusiva a Dios, la proclamación de la salvación por gracia, el amor al prójimo y la sencillez como estilo de vida. La llamada iglesia cristiana se envolvió en una serie de intrigas, luchas por el poder político, injusticia social, corrupción, desprestigio, falta de autoridad (que compensó con represión) y se alejó cada vez más de la cruz entrando en una depresión espiritual que siguió durante la toda Edad Media.